Las galletas de efecto pizarra son uno de los must que todo galletero debe saber; quedan muy aparentes y suelen gustar mucho. A mí me encanta decorarlas, no comerlas. Pero el día del padre es una de esas ocasiones perfectas para hacerlas. Así que valgan estas galletitas para desear a todos los papás del mundo un día feliz disfrutando de sus hijos.

Lo primero que necesitaremos es hacer galletas con un fondo completamente negro. Lograr un icing negro de verdad tiene sus truquillos, que contaremos en otra ocasión.

Para conseguir el efecto pizarra necesitaremos los siguientes materiales:

-Color blanco en polvo que sea mate, yo utilizo el Wilton Color Dust blanco

-Colorante blanco para icing, en este caso empleo el Colorante para glaseado blanco intenso (white white) de Wilton

-Vodka o alguna otra esencia de sabores de base alcohólica

-Un pincel grandecito redondo (nada sofisticado, yo lo robé a mis hijas de su nuevo estuche)

-Un pincel muy fino (el mío es 10/0 y punta redonda)

Para empezar es fundamental que las galleta negras estén completamente secas. Obvio pero muy importante.

Lo primero que haremos será ensuciar el fondo negro de las galletas. Lo haremos aplicando con el pincel grande pequeñas cantidades de polvo blanco.

Para ello podremos trazar líneas de un lado a otro; con esto conseguimos que parezca que hemos borrado trazos de la pizarra.

O también apretar un poco más en un punto, para lograr un aspecto más envejecido de la pizarra, por tanto más realista.

Con este sencillo paso ya tenemos nuestras pizarras listas.

A continuación vamos a decorar las galletas con efecto tiza. Para ello debemos usar el colorante blanco líquido y añadirle unas gotitas de vodka, con el objeto de que se diluya un poco y posteriormente seque mejor.

¿Cuánto vodka hay que añadir? Pues sólo unas gotas, que además recomiendo verter con cuentagotas para evitar sustos con la botella. Yo en este caso puse unas 10 gotitas, de forma orientativa, pero mi consejo es mezclar bien e ir haciendo pruebas en un papel o cartulina hasta que demos con la cantidad justa. No es difícil.

Mojaremos la puntita del pincel fino, retirando el exceso de pintura, y comenzaremos a pintar nuestras galletas. Eso ya depende del gusto de cada artista; yo en este caso quería unas cookies muy sencillas que parecieran pintadas por un niño y para me pareció mejor evitar la filigrana.

El tiempo de secado es el habitual para cualquier galleta pintada a mano, unas 6 horas para estar completamente tranquilos. Ojo: al poco rato de pintar la galleta ya parece que está seca, pero si pasamos el dedo estropearemos la decoración. Hay que esperar (habla la voz de la experiencia).

Transcurrido ese tiempo, tendremos un resultado estupendo y unas galletas monísimas.

Ideales para regalar a papá en su día, junto con una de las maravillosas manualidades del cole o acompañadas por un buen libro.

Aunque las galletas con efecto pizarra tienen un pero importante, que hace de ella una galleta adecuada para niños o para las personas a las que la imagen exterior les importe bien poco.

Al mordisco, el icing negro deja los dientes de un tono entre morado y negro que ninguna señorita elegante como yo quiere llevar puesto. Y que además tarda bastante en desaparecer.

Piénsalo. Estás en la recepción del embajador, llevas un vestidazo, te has dejado 80 euros en la peluquería. De repente, ÉL se acerca. Es el chico más guapo que has visto, con esos ojos azules que hacen que se te doblen las rodillas. Se te acerca, te mira, te sonrie. Le sonríes. Él deja de sonreir, se aleja, se aleja. Maldita, maldita galleta negra.

Feliz día a todos los papás.

El Día del Padre se celebra en España el 19 de marzo, día de San José, y en USA el domingo 21 de junio.