Galletas y bigotes
Cuando yo era pequeña mi padre llevaba bigote y creo que nunca me gustó. Mi madre decía que besar a un hombre con bigote era besar dos veces. A mí, lejos de convencerme, semejante explicación me parecía un claro caso de T.M.I. (too much information). No sé, para mí lo del bigote es una cosa como de señor. Pero por algún motivo que escapa a mi entendimiento, muchos de los hombres más estupendos que conozco poseen una querencia natural por el bigote, y algunos incluso se atreven a llevarlo. Sin ir más lejos, mi marido es de los que llevan años a vueltas con el tema, sin atreverse a dar el paso definitivo. Se deja crecer bigote a la mínima ocasión -una despedida de soltero, la cena en un buen restaurante mexicano…- no necesita mucho para dejar que el vello facial campe a sus anchas, y por lo que estoy viendo me temo que nadie me librará de su fase de bigote. A las espera de que mis amigas mexicanas me digan su opinión sobre el tema -si es que realmente los mexicanos llevan …