Deliciosa Monstera deliciosa
Hace unas semanas fui a Miami a visitar a los buenísimos amigos que dejamos después de cuatro años viviendo allí. Al traspasar la puerta de salida del avión y entrar al aeropuerto, percibí inmediatamente una bocanada de un olor tan inconfundible que sólo podría ser descrito como el olor del aeropuerto de Miami cuando llegas después de mucho tiempo. Algo así como un golpe de vapor dulzón con intenso aroma a moqueta humedecida. Lo fundamental del caso es que, en ese exacto momento en que el pegajoso olor llegó a mi pituitaria, encendió de algún modo áreas dormidas en el cerebro y me produjo una curiosa sensación: me sentí en casa. Este es para mí el olor de me siento en casa. Mi casa huele mejor, no tengo moquetas y soy bastante aficionada a la limpieza. Pero de alguna forma, mis felices años en Miami vuelven súbitamente con ese olor, y la emoción que me produce me hace saltar la lagrimilla cada vez que vuelvo. Seguro que sabéis de lo que hablo; esos olores que te transportan en un segundo a los rincones más recónditos de nuestra existencia. Me …