La inspiración galletera, hasta el día de hoy, nunca ha sido un problema para mí. Un paisaje, un azulejo, una combinación de colores… todo puede transformarse en galleta; tengo mi libreta de ideas siempre repleta. Pero es que a veces la inspiración viene servida en bandeja, como sucedió con el segundo cumpleaños de la preciosísima Odette. Y me parece que a estas galletas se les nota lo bien que lo pasé decorando.

¿El punto de partida? La maravillosa papelería que El Señor Otto preparó para la fiesta de Odette, a la que en casa llaman cariñosamente Pollito. A mis manos llegó una etiqueta con imagen de un monísimo pollito, y me puse enseguida a buscar mi inspiración.

¿Qué ves aquí?

Yo veo lo siguiente:

Seguro que me dejé algo. El caso es que de todos esos elementos tomé buena nota para hacer mi proyecto. Porque siempre –siempre siempre- hago un boceto de las galletas antes de empezar; de lo contrario es desastre asegurado.

Como ya tengo un cierto estatus galletero, para lograr los colores perfectos delegué esta vez en mis mejores ayudantas, que clavaron el color a la primera. ¡Y lo mejor es que les encanta ayudarme!

Y después de muchas horas de feliz trabajo, he aquí el resultado:

Galletas redondas, un pollito de lo más cuco, una combinación irresistible de mint y gris, un fondo blanco con su toque de fucsia, estrellas, puntitos y el nombre de la preciosa cumpleañera.

Y ahora hablemos de galletas. ¿Qué ves aquí?

Pues yo veo lo siguiente:

Vamos por partes:

-Galletas redondeadas y grandes llenas de pollitos

-Galletas medianas con forma de estrella -con sus bordecitos bien rectos- decoradas con puntitos wet on wet

-El toque fucsia en unos sencillos corazones

-El nombre de la cumpleañera trazado con icing en consistencia madre con una boquilla del número #1

-Unos pollitos hechos con transfer y puestos sobre el icing fresco blanco

-Picos hechos con transfer y pegados sobre el icing ya seco de color mint

-Patitas y ojos hechos con icing gris y una boquilla del número #1 directamente sobre la galleta

-Y unos rebordes muy coquetos de puntilla, para el que se usa icing en consistencia madre con una boquilla del número #1 y bastante paciencia

¿A que se nota que lo pasé bien decorando estas galletas? Es que cuando hay una buena inspiración parece que el icing fluye mejor.

Muchas gracias, Odette, por este regalo de cumple. Yo ya ando pensando tus futuras galletas de ballet. Porque ese fantástico nombre que tienes hace ya rato que me inspiró.