Hace unos días, mi hija Paula me dijo lo siguiente: el trabajo más fácil del mundo es el de Mr. F, mi profesor. Casi no pude disimular mi sorpresa. ¡Pero si es justo al contrario, Paula! ¡De los más difíciles! Porque no sólo tiene que enseñarte unas cuantas letras a ti, una niña tranquila y sensata. Los profesores tienen que enseñar a muchos niños distintos, cada uno de su padre y de su madre, infinidad de cosas. Las letras, claro que sí. Y los números, a estar sentados cuando toca, a respetar a los compañeros, a cuidar las cosas, a competir limpiamente, a tolerar un poquito la frustración, a lavar las manos al volver del recreo, a ganar y a perder con elegancia.
Los maestros enseñan tantas cosas que no podría enumerarlas todas sin que te quedases dormida, hija. Por eso, merecen todo nuestro reconocimiento -además de un salario decente, claro está-. Y por eso, porque los demás sabemos lo importante que es el trabajo de los profesores, celebramos un día dedicado a ellos casi en cada rincón del mundo -en Polonia el 14 de octubre-. Y también por eso, porque los papás sabemos lo que hay, preparé unas galletas especiales para dar a los profesores de nuestro colegio.
Estas galletas para el Teacher’s Appreciation Day fueron una excelente ocasión, además, de hacer un proyecto completo; desde el diseño inicial de las galletas hasta su presentación final, por lo que disfruté muchísimo haciéndolas.
Para empezar, hay que buscar una buena idea de galletas escolares. Nada mejor que un clásico; unas galletas con efecto pizarra combinadas con el snack perfecto para el cole: las manzanas. Quizá un poco obsoleto –los colegios tienen ya pizarras digitales y creo que ahora los niños sólo comen bollería industrial- pero me gustaba el concepto y es apropiado para la ocasión.
Para estas galletas efecto pizarra podemos utilizar cualquier cortador, a mí me parece que los cutters con forma de placa son fantásticos siempre que queramos escribir algo. Una vez horneadas las galletas, las cubriremos con icing negro –para ver cómo lograr un tono negro de verdad puedes pinchar aquí-. En mi opinión, la mejor forma de hacer este glaseado es utilizando icing 10” para trazar el contorno con una boquilla #2 y rellenar inmediatamente con icing 5” y una boquilla # 4 o superior.
Una vez completamente secas las galletas, procederemos al efecto pizarra. Como ya aprendimos en un post anterior, bastará con aplicar color blanco en polvo con un pincel seco, de forma que imitemos los rayajos que quedan sobre las pizarras de la escuela.
A continuación, con color blanco líquido o polvo mezclado con unas gotitas de vodka, y ayudándonos de un pincel fino trazaremos los bordes de la galleta y las letras del mensaje que queramos poner. En este caso, me parecía que un thank you era lo más indicado.
Aunque la capa superficial de pintura seca rápido, conviene dejar reposar tiempo suficiente para que lo que hemos pintado quede totalmente seco. Mientras, podremos hacer las otras galletas del set; unas manzanitas para las que sólo necesitaremos icing rojo brillante y un poquito de marrón. Los usaremos en consistencia intermedia, que le dará un aspecto gordito y da más ganas de morder. Cuando preparo un set de galletas, siempre me gusta mezclar al menos dos tamaños y formas diferentes, porque el conjunto queda mucho más visual. En este caso creo que el rojo alegre de las manzanas aportaba mucho a la seriedad de la pizarra.
Y para terminar, queda la presentación. En este caso opté por hacer varios botes individuales de galletas para dar a cada uno de los profesores de mis hijas, y dejar unas cuantas en una bandejita para que los otros profesores envidiosos pudieran picar. Unos botes de conserva con tonos rojos y unos cuantos papelitos recortados para acomodar el contenido hicieron el resto.
Creo que el detalle quedó bonito -¡y rico!- y los profes lo disfrutaron mucho. Desde luego lo merecen.
Pienso que un mal profesor -que haberlos, haylos- es un mal difícil de sobrellevar, yo he tenido unos cuantos. Pero también creo que un buen profesor es un regalo de valor incalculable y que no se olvida jamás. Estoy segura de que mi hija Paula algún día se dará cuenta de lo difícil que es ser profesor, y recordará a los suyos con el mismo cariño con el que yo hoy sigo recordando a los míos.
A mi seño Cuca, a la maravillosa María Luisa, al Rosales que me hizo amar la gramática, al profesor Hernández Quero que me hizo pensar más que estudiar. Gracias a todos los maestros y profesores por su dedicación. Que mis humildes galletas de hoy sirvan para decirles, con todo el cariño, que sus esfuerzos valen la pena.
Fantástico Clara. Me ha encantado tu idea.
Como siempre, te felicito.
Eres una genia!!!! Como dicen por aquí.
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Gracias, Alicia! Un beso fuerte a la familia argentina:)
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