Lograr un icing negro -negro de verdad- puede convertirse en un verdadero quebradero de cabeza para un galletero principiante. Sería incapaz de contar las veces que me quedé mosca porque el icing no llegaba a ser negro, sino que se quedaba a medio camino, gris, con brillos azules, con reflejos verdosos… Afortunadamente, conseguir un glaseado negro es una de esas cosas que tienen su truco, y una vez que se conoce deja de ser un problema ya para siempre.
El secreto del icing negro es en realidad un secreto triple:
1. Poner mucho colorante negro
2. Partir de icing no blanco
3. Darle tiempo
Lo primero: para lograr un color bien negro debemos emplear mucho colorante negro. No muchísimo -los excesos de colorante son un desastre- pero sí es uno de esos colores de los que hay que poner bastante. ¿Cuánto? Sweetsugarbelle recomienda 1 teaspoon por cada cup de glaseado. Y si lo dice ella será verdad; yo suelo emplear esa proporción. Una teaspoon de colorante por cada cup de icing.
Hay diversas marcas que funcionan bien. Yo suelo emplear Wilton porque lo puedo comprar con facilidad, pero tiene un regustillo amargo que puede acabar afectando a la galleta si decoramos con mucho color negro. Si me dan a elegir, me quedo con el Super Black de Americolor. En cualquier caso hay que poner bastante.
La segunda clave para el éxito es no partir de un icing blanco. ¿Y cómo se consigue eso? Pues la respuesta es sencilla: usando icing de otros colores. ¡Sobras de cualquier color! Sí; el glaseado de color negro es -además- una estupenda manera de gastar restos de otros glaseados.
Lo que haremos será juntarlos todos en un bol, corregir la cantidad de azúcar, agua o polvo de merengue, mezclar bien y teñir como de costumbre. El resultado es soprendente.
Y por último, debemos dejar que trascurra tiempo. Cualquier color de icing va a cambiar y a oscurecerse con el paso de las horas -lo hayamos puesto en la galleta o no- pero cuando hablamos de colores oscuros de por sí, este efecto es aún más obvio.
Yo suelo dejar mi icing negro reposar un mínimo de seis horas, aunque generalmente toda una noche. A la mañana siguiente lo vuelvo a mezclar bien, porque al proceder de restos de otros icings tiene tendencia a disociarse más rápido.
Siguiendo estos tres pasos será muy difícil que se nos resista el color negro.
Muchas veces, cuando miramos nuestro icing negro podemos apreciar reflejos azulados, rojos o verdosos. No pasa nada; es normal, el colorante negro tiene todos esos colores en su composición. Cuando lo apliquemos sobre la galleta, los reflejos desaparecerán.
Y una vez conseguido nuestro icing, tendremos que recordar dos cosas fundamentales sobre este color en las galletas. El color negro es elegantísimo, nos permite hacer combinaciones espectaculares, efectos pizarra… pero:
-Si la galleta tiene mucho color negro es posible que el sabor sea amargo, así que para proyectos de galleta negra hay que buscar una marca de colorante que minimice este problema, o prevenir sus consecuencias haciendo una galleta un poco más dulce
-Todos los colorantes manchan los dientes, pero el negro los deja hechos unos zorros. Que no pasa nada si hemos hecho unas galletas ninja en una fiesta infantil -¡dientes de coloreeeeees, yupiiiii!- pero para bodas, celebraciones, etc. conviene recordarlo y no hacer que los invitados pierdan glamour comiendo nuestras galletas.
Y este ha sido mi cookieconsejo de hoy.
Gracias, ha sido un consejo muy interesante. Lo pondré en práctica antes de acabarme otra vez mi pintura negra tratando de conseguir el tono perfecto. Saludos!
Me gustaMe gusta
¡Gracias, Evangelina! Ya me contarás si ahora lo consigues más fácilmente.
Me gustaMe gusta
Excelentes consejos para una principiante còmo yo en este mundo maravilloso galletil gracias por compartirlos besos
Me gustaMe gusta