Si a mí me gusta hacer cookies, a mis hijas les vuelve locas. No me extraña, porque les evito todo el trabajo sucio y ellas se dedican a lo divertido: ¡a decorar!. Primero ayudan a probar la masa, eso sí; cosa muy importante. Pero luego llegan con las galletitas ya horneadas y los botes de icing de colores perfectamente dispuestos y se pueden dedicar por completo a desarrollar su arte galletil.
Me gusta mucho que decorando galletas, al igual que dibujando, puedes saber mucho de cómo es un niño. Por ejemplo:
Paula tiene 5 años, es ordenada y pulcra, amorosa, sensible y tolera regular la frustración.
Irene tiene 2 años, es un huracán en toda regla, más lista que el hambre, tiene una seguridad en sí misma arrolladora, a veces es un poco bruta.
Así que este año decidimos que debíamos hacer una galleta de fin de curso como regalo para las profesoras del cole, y juntas nos pusimos manos a la obra. Diseñamos una galleta a la que titulamos Hoja de Libreta.
Para empezar horneamos unas cookies rectangulares y las cubrimos con icing blanco (por una vez y sin que sirva de precedente, dejé el color blanco original del glaseado).
Luego, con un rotulador alimentario de color azul, trazamos líneas horizontales con una separación aproximada entre ellas de 1 cm.
A continuación hicimos una pausa de media hora para dar tiempo a que el rotulador secase del todo -y aprovechamos para ver un capítulo de The cat in the hat-.
Seguidamente hicimos la línea del margen de las galletas con un rotulador alimentario rojo, y tras unos minutos comenzó la fase más importante de la decoración: la caligrafía.
Con mucho cuidado de no apretar demasiado el rotulador -algo difícil a los 5 años e imposible a los 2- Paula fue escribiendo thank you en cada hoja de libreta.
Sabiendo que eran para sus profesoras, tuvo mucho cuidado de que su caligrafía fuera perfecta; e hizo dos con letras particularmente adornadas para Ms. Martha y Ms. Stephany, sus teachers favoritas.
Acompañamos las hojas de libreta con algunos corazones en los que Paula escribió su nombre y el de su hermana.
Y una medalla en la que escribimos best teacher.
Y por último, no por ello menos importante, envolvimos todo muy bonito. Porque en este país el envoltorio del regalo es casi casi tan importante como el contenido.
No sé qué me gustó más, si las galletas o la cara de mis hijas al entrar al día siguiente en clase con sus regalitos, tan orgullosas.
Decorar galletas con tus hijos (o tus sobrinos, nietos o vecinos) es una actividad divertida para todos, alejada del ruido y los videojuegos. Me gusta tanto que en este mismo blog puse una sección llamada Aventuras con la página Decorando con Niños (ahí arriba, sí, junto a los tutoriales). Me encanta.
¿Y tú? ¿Decoras galletas con niños? ¡Pues mándame tu foto a mail@doctorcookies.com para que la publique!
Y a mi no se que me gusta más, si la felicidad de la madre bloguera, el orgullo de tus hijas entregando su regalo a sus profes o la emoción de recibir un regalo tan personalizado, tan bonito y tan original¡¡¡¡¡¡¡ Felicidades a todos los que habéis hecho posible este fin de curso.
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