Cuando yo era pequeña mi padre llevaba bigote y creo que nunca me gustó. Mi madre decía que besar a un hombre con bigote era besar dos veces. A mí, lejos de convencerme, semejante explicación me parecía un claro caso de T.M.I. (too much information). No sé, para mí lo del bigote es una cosa como de señor. Pero por algún motivo que escapa a mi entendimiento, muchos de los hombres más estupendos que conozco poseen una querencia natural por el bigote, y algunos incluso se atreven a llevarlo.
Sin ir más lejos, mi marido es de los que llevan años a vueltas con el tema, sin atreverse a dar el paso definitivo. Se deja crecer bigote a la mínima ocasión -una despedida de soltero, la cena en un buen restaurante mexicano…- no necesita mucho para dejar que el vello facial campe a sus anchas, y por lo que estoy viendo me temo que nadie me librará de su fase de bigote.
A las espera de que mis amigas mexicanas me digan su opinión sobre el tema -si es que realmente los mexicanos llevan tanto bigote como creemos; que no todos los españoles son toreros- he decidido informarme en diversas publicaciones masculinas sobre tan peli-aguda cuestión para ayudar a los indecisos a que, al menos, no elijan un bigote incorrecto.
Como dice mi madre, si vas a hacerlo, hazlo bien.
Cada bigote tiene su forma, su efecto y su referente. Y aunque existen casi tantas variedades como hombres hay sobre el planeta, los más destacables son los que detallo a continuación:
1. Bigote revolucionario.
Es amplio, grueso, abundante y con volumen. Sobrepasa las comisuras de los labios. Muy adecuado para los hombres de boca pequeña, que se disimula con semejante bigotón. El paradigma este tipo es el revolucionario Emiliano Zapata, conocido tanto por liderar la resistencia campesina en Mexico como por su atractivo físico. Definitivamente, un bigote con muchísima personalidad.

Hay bigotes para todos los gustos y colores
2. Bigote imperial.
Se trata de un bigote muy grueso que se dirige hacia arriba y cubre parte de las mejillas. La forma más adecuada de conocer este tipo de bigote es ver alguna ñoña película de Sissi Emperatriz. En internet es fácil encontrar las fotos de los vencedores del concurso internacional de bigotes imperiales de 2007. Que hay gente para todo.
3. Bigote inglés.
Se trata de un bigote de grosor medio que lleva una pequeña separación o estrechamiento en el centro y continúa hacia los costados para acabar en punta. Para entendernos, es el bigote típico del merchandising bigotil que nos invade. Un buen ejemplo de este tipo es el actor Daniel Day Lewis en la película Gangs of NY. Claro que este hombre se puede poner lo que quiera en la cara y le queda bien. Aunque seguro que si hiciera una encuesta, las mujeres nos quedábamos todas con su melenón mohicano. Rrrrrrrrrr.

Walrus, inglés, piramidal o herradura: el bigote dice mucho de tu personalidad
4. Bigote manillar o manija.
Es parecido al estilo inglés, pero más espeso y con sus puntas más redondeadas. Se puede llevar grande o pequeño. Un ejemplo claro de este último es el detective Hercules Poirot; vaya, de todo menos sexy. Pero combinado con barba mejora un poco y puede conferir cierto toque hipster.
5. Bigote piramidal.
Se trata de un bigote con forma de pirámide que puede ser recortado según el gusto personal de cada uno. El bigote piramidal es una especie de cajón de sastre donde caben muchos bigotes no filiados, siempre que cumplan la premisa de una forma más o menos piramidal. Así que en este caso no me ando con rodeos y pongo como ejemplo a Brad Pitt. Que quizá estaba más guapo como en Leyendas de pasión (Legends of the Fall) pero nunca decepciona.
6. Bigote chevron.
El bigote más clásico de todos; muy ancho en la nariz y más afinado yendo hacia las puntas; cubre ligeramente las comisuras de los labios. Es bastante espeso y grueso, da un toque ochenta bastante importante y su máximo exponente es el actor Tom Selleck. Y sí, viéndolo con la distancia que dan los años, he de reconocer que da aspecto de muy macho.
7. Bigote lápiz.
Es un bigote muy finito y dividido en el centro, que puede tener forma lineal, curva o triangular. Este es uno de los bigotes que nunca pasará de moda porque algunos de los hombres más atractivos lo han lucido con grandísima elegancia: el actor Clark Gable, mi tío Chano o mi amor de la infancia, el aventurero Errol Flynn. No sé si me acostumbraría a ver a mi marido con ese bigotín -me temo que él es más de chevron– pero definitivamente es uno de mis bigotes favoritos.
8. Bigote herradura.
Como su nombre indica, este bigote dibuja una herradura sobre el rostro masculino; comienza fino cubriendo los labios y alarga sus puntas hasta el mentón, con mayor o menor longitud. Aunque el ejemplo más conocido de este bigote tan seventies es el luchador Hulk Hogan, por razones obvias me quedo con el de Colin Farrell en la serie True Detective. No es que me encante, pero poner a Hulk Hogan en doctorcookies se me hacía un poco fuerte.
9. Bigote walrus.
Para los que no anden sobrados de inglés, walrus significa morsa. Poco más que decir sobre este bigote. Es el más espeso de todos los cortes, cubre casi por completo el labio superior, es muy tupido. En mi casa podríamos catalogarlo como un bigote muy granaíno, pero para entendernos a nivel más internacional, diremos que lo llevaba el genial Freddie Mercury. Lo que ya no es imprescindible es acompañarlo con una camiseta interior de tirantes.
10. Por último, hay un grupo de bigotes tan únicos que fueron bautizados con nombre propio. En esta categoría encontramos:
-El bigote Fu Manchú (típico estilo oriental, dividido en el centro, con puntas largas que caen hacia abajo. No muy en boga en la actualidad, su mejor exponente -no podría ser de otro modo- es el propio Fu Manchú. Pero yo, ya puestos, me quedo con el maestro de artes marciales de Kill Bill, que me da más risa.
– El bigote Dalí. Otro que no precisa de grandes descripciones; debe su nombre al genial artista Salvador Dalí. Se trata de un bigote muy delgado con puntas exageradamente enroscadas hacia arriba. Además se ha convertido en uno de los bigotes de moda por su toque hipster, vaya usted a saber por qué, porque rarito lo es un rato.
-El bigote Cantinflas, que podríamos describir como dos mechoncillos de pelo junto a ambas comisuras de los labios. También se le conoce como el bigote cancha de futbol: 11 de un lado y 11 del otro. No muy recomendable si lo que se desea es impresionar a una dama. En fin: sólo Cantinflas puede lucir un bigote como este y salir medianamente airoso.
-El bigote de palo, trucho o pintado; Groucho Marx. Qué más da que sea falso; lo que me he reído yo con ese bigote y sus amigos. Geniales de principio a fin. ¡Máaaas madeeeeeeraaaaa!
NOTA: no se incluye el bigotillo adolescente, que debería ser descatalogado de las enciclopedias de bigotes y ser descrito a partir de hoy como descuido capilar imperdonable. Mejor lo dejo sin ejemplos, de lo feo que queda cuando se lleva después de cumplir 15.
Y para acabar, el gran tabú del mundo bigotil, pero no por ello menos numeroso e importante: el bigote femenino. Al que -a decir verdad- nunca he sido muy aficionada, si bien en algunas mujeres me parece todo un símbolo de fuerza y rebeldía.
Y que en mi caso, es además la verdadera razón por la que mi marido aún no se ha dejado su bigote. Porque le amenacé.
Si te lo dejas tú, me lo dejo yo.
Las galletas de bigote pueden ser una buena idea para el día del padre, y son las que hice este año junto con el set de galletas de efecto pizarra. Quise experimentar un poco con el color y usé dos combinaciones diferentes de icing verde musgo con amarillo sin llegar a mezclarlos. Mi intención era dar aspecto de trama, pero no me gustó mucho el resultado porque más bien parecía que se me había disociado el icing; un experimento fallido más. Pinté el borde y los bigotes con icing negro consistencia 20″ para darle mayor volumen. A pesar de sus imperfecciones, las galletas tuvieron mucho éxito.
Jaja. Genial y sigerente
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Muchas gracias, ivilar. Por tu risa parece que sabes de lo que hablo.
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