En esta entrada voy a explicar el primer paso para decorar una galleta con glaseado: lograr un fondo liso que nos servirá como lienzo para continuar decorando.
Lo primero que necesitaremos es hacer glasa de dos consistencias diferentes:
–Icing 10 segundos (una línea trazada con la espátula sobre la superficie del icing tarda 10 segundos en desaparecer por completo). Su textura recuerda a la pasta de dientes. Esta consistencia es la que empleamos para trazar el outline o borde de la galleta.
–Icing 5 segundos (una línea trazada con la espátula sobre la superficie del icing tarda 5 segundos en desaparecer por completo). Su textura recuerda a la leche condensada o la miel. Esta consistencia es la que empleamos para el flooding o relleno de la galleta.
Para ambas texturas podemos poner el glaseado en mangas de repostería o botes; yo empleo siempre los segundos porque me resultan más cómodos.
Para empezar a decorar galletas hay que asegurarse de que se han enfriado totalmente. Conviene limpiar la superficie de miguitas, lo cual puede hacerse con un pincel de silicona o con papel de cocina.
Primero vamos a trazar el borde con el icing 10″ y una boquilla del número #2. Es importante entrenar un poco la mano para mantener la presión constante y que el glaseado fluya de manera continua. La forma correcta de hacerlo es sin apoyar la boquilla sobre la galleta, y elevando un poco para que el glaseado caiga hacia abajo.
Para lograr un trazo firme no hay más remedio que practicar y practicar, y no hay que desanimarse. En caso de desánimo os sugiero pinchar aquí (¿veis cómo lo vuestro no era tan malo?). Un truco que a mí me resulta muy útil es hacer como cuando vamos en bicicleta: no mirar a la rueda sino más adelante, seguro que nos salen menos curvas.
El outline es una línea muy fina y por tanto frágil; conviene dejar secar al menos una horita antes de pasar a la siguiente fase.
El relleno de las galletas se hace con icing 5″, tratando de que se distribuya de forma uniforme y respetando el borde para evitar desastres. Posteriormente iremos empujando con un punzón o palillo el glaseado hasta el borde. Si hemos hecho bien la receta el icing debe ser cohesivo; esto es, no se desborda. Esto nos permitirá empujar suavemente el glaseado por encima del borde si deseamos que el outline sea invisible. Además, al hacer que nuestro relleno cubra el borde podremos disimular imperfecciones en el trazo.
Una vez rellena toda la galleta podemos moverla con suavidad a un lado y otro para ayudar a que se distribuya bien y no nos queden montañas y valles. Y por último utilizaremos un punzón para pinchar alguna burbujita si se nos ha formado.
Las burbujas se forman si hay aire dentro del glaseado, lo cual sucede generalmente porque nuestro icing es demasiado líquido -este factor es el culpable el 90% de las veces-, porque lo hemos movido demasiado al empujarlo al borde o porque al echarlo hemos dejado que se formen islas y nos queden huecos.
Contado de esta manera parece algo difícil, pero si probáis veréis que a la segunda sesión ya vais a triunfar más que Los Chichos.
Una última anotación. Cuando tengo prisa a veces empleo una variante de esta técnica, que consiste en dejar el glaseado de una consistencia intermedia -lo describiría como icing 8 segundos- y decoro de una sóla vez; borde, relleno y retoque. El resultado puede ser casi tan bueno como con la técnica clásica, aunque el aspecto final es diferente; a mí me gusta un poquito menos.
Por último, dejaremos secar -ya sabéis: bajo el ventilador para impedir que se resquebraje, durante un mínimo de 6 horas y mejor si están toda una noche- y estaremos listos para continuar decorando nuestras maravillosas galletas.
En cuanto mi experto en vídeo acabe el montaje inauguraré mi portal de youtube con un tutorial sobre consistencia del icing. Pero como aún no está listo, os dejo con los dos principios fundamentales de la vida galletil:
1. La consistencia lo es TODO, y
2. ¿Por qué ir conjuntada, pudiendo ir SUPER conjuntada?
Está bien, esto último no es galletil. Ni siquiera es mío. Pero a veces la sabiduría de mi hermana M. merece ser propagada.