Pocos días antes de mi mudanza a las Américas vi un programa de televisión sobre la vida en Miami. Estaba básicamente centrado en explicar los aspectos más chabacanos de la noche de Miami Beach; en lo poco que pude ver todo eran tetas, culos y hordas de borrachos gritando a la cámara. A los diez minutos comencé a sufrir una crisis de pánico y ansiedad: apagué la tele y no rompí los billetes de avión porque eran electrónicos.
Menos mal. Me hubiese perdido una gran experiencia en una ciudad estupenda y conocer una de esos lugares que cuanto más vivo más me gusta: Miami Beach. Que acaba de cumplir 100 años y lo ha celebrado por todo lo alto.
Miami Beach es una ciudad dentro de Miami, y como tal tiene diferentes barrios. Uno de las más famosos es South Beach, epicentro de la noche y la fiesta. Justo ahí, entre la 5th y la 18th Streets, se encuentra el Art Déco District; un paseo plagado de cientos de edificios del delicioso estilo art déco de la zona. Con sus colores pastel, sus curvitas y su luz espectacular. Hoteles y restaurantes de bonitos nombres escritos con aún más bonitas tipografías; es difícil resistirse al Marlin, al Colony, al Breakwater.
Los hay con un ambientazo inigualable en su terraza, como el Delano. Con piscinas emblemáticas como el Raleigh -ojito también a su restaurante, el Michael Schwartz-. Los hay con marcha 24/7, con piscina de cristal, con mucho neón.
También hay borrachos gritando, claro está. Y un pequeño resquicio para la cultura, con el simpático Bass Museum y el estupendo New World Center. Además de un animadísimo paseo marítimo, descapotables a lo Miami Vice, bicicletas, musculitos y sobre todo, una playa enooorme y buenísima; todo eso es Miami Beach.
Pero si tuviera que elegir una sola cosa, me quedaría con su precioso art déco. Una fuente de inspiración para cookie makers, pero también para cualquier persona con un poco de gusto por la buena arquitectura.
Recomiendo a cualquiera que visite Miami no perderse el paseo buscando los edificios art déco; no siempre es fácil encontrarlos con tanta distracción pero vale la pena.
Y para los que de momento no puedan acercarse a disfrutarlos, les sugiero que consigan su dosis de Miami Beach con estas cookies, que saben casi tan buenas como un paseo por Ocean Drive, solecito en la cara y mojito en mano.
NOTA: Quiero mostrar mi agradecimiento al ilustrador Alex Asfour, que amablemente me ha permitido mostrar sus dibujos de Miami. Para ver su estupendo trabajo, pincha aquí. Y para comprar alguna de sus obras, directamente aquí.
Para lograr estos tonos Miami Beach Art Déco he utilizado colores para glaseado Wilton añadidos a una base de icing blanco roto (marfil):
-Rosado: colorante rosa + un toque de rojo intenso + dos toques de azul aciano
-Amarillo: colorante amarillo limón + un toque de azul aciano
-Verde azulado: colorante verde azulado + dos toques de amarillo limón + un toque de azul aciano
-Verde petróleo: azul real + un toque de verde musgo + un toque de amarillo + un toque de azul aciano